A lire la presse et la télévision progouvernementales en Espagne, on en retire l'impression que le soulèvement militaire et social de juillet 1936 contre le Front populaire n'a reçu l'apui que de l'Eglise, d'une partie du corps des officiers et d'une poignée de groupuscules d'extrême droite fascisants.
Ce révisionnisme bon marché ne résiste pas à l'examen.
A l'heure de faire un choix, la fracture politique entre les Espagnols a traversé tous les milieux. Des catholiques réactionnaires ont choisi de soutenir la coalition marxiste tout comme des républicains libéraux se sont ralliés à Franco.
Certes, les catholiques du Parti nationaliste basque ont changé de camp dès qu'ils ont compris que Franco allait remporter la guerre. Ce fameux épisode de la « trahison de Santoña » a été résumé par le publiciste Pio Moa ou par l'écrivain Jon Juaristi.
En revanche, les libéraux ralliés à Franco n'ont pas changé de camp en chemin, bien au contraire. Pourtant, dans l'exposition consacrée à Gregorio Marañón à la Bibliothèque nationale de Madrid cet épisode passe inaperçu.
Or cet écrivain, qui a beaucoup fait pour abattre la monarchie et instaurer un régime républicain en Espagne, a été un des plus ardents défenseurs du soulèvement nationaliste contre le Front populaire.
Le journal numérique El Manifiesto a mis en ligne l'essai de Gregorio Marañón « Libéralisme et communisme » qui est un des meilleurs argumentaires en faveur de la rebélion. Cet essai fut traduit et publié à Paris par les éditions Sorlot (Libéralisme et communisme. En marge de la guerre civile espagnole, Sorlot, 1938).
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Cuando los liberales apoyaban a Franco
Mucho nos complace ofrecer a nuestros lectores una auténtica primicia histórica: el ensayo de Gregorio Marañón titulado "Liberalismo y comunismo", el cual constituye uno de los más clarividentes análisis de lo que se jugaba en el conflicto fraticida que, de 1936 a 1939, asoló a España. El opúsculo es muy difícil de encontrar, pero "El Manifiesto" lo pone gustoso a su disposición.
Está a punto de clausurarse en la Biblioteca Nacional una exposición dedicada al médico y escritor Gregorio Marañón con motivo del cincuentenario de su fallecimiento en Madrid. Ha sido realizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y la Fundación Gregorio Marañón; el comisario ha sido el historiador Juan Pablo Fusi. En la España de ZP y de la memoria histórica, en la que el pasado se reconstruye como un juego del Lego, esta exposición es un juego de trampantojos. Marañón fue uno de los intelectuales que más hicieron por traer la República… y la exposición fue inaugurada por el nieto de Alfonso XIII. Marañón apoyó a los sublevados en julio de 1936, hasta el punto de que su hijo combatió como voluntario en el Ejército del general Franco, pero se intenta atenuar su decisión con un supuesto apartamiento del régimen. Marañón regresó a España en 1942, aunque en el folleto oficial se trata de endulzar el hecho con una invocación a “los tristes años de la Dictadura franquista”.
Tal como han escrito Gregorio Marañón Bertrán de Lis y Antonio López Vega en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia, Marañón, refugiado en Argentina, “apoyó al bando nacional con artículos como Liberalismo y comunismo (1937), en donde se percibe su visión de la guerra civil como una lucha entre el comunismo y el anticomunismo, lo foráneo y lo español”. Para muchos, este texto es la mejor justificación del Alzamiento. Como se trata de un ensayo difícil de encontrar, El Manifiesto lo pone a disposición de sus lectores. Todo sea por la memoria histórica.
He aquí algunas de sus principales frases:
“Mas lo que no admite duda es que las profecías de las derechas extremas o monárquicas que se oponían a la República se realizaron por completo: desorden continuo, huelgas inmotivadas, quema de conventos, persecución religiosa, exclusión del poder de los liberales que habían patrocinado el movimiento (…), negativa a admitir en la normalidad a las gentes de derecha que de buena fe acataron el régimen.”
“El liberal español unía al defecto común a todos los liberales del mundo, a saber, una ceguera de colores que sólo le permitía ver el antiliberalismo negro, pero no el rojo: la vieja tradición anticlerical.”
“La sublevación de Asturias en octubre de 1934 fue un intento en regla de ejecución del plan comunista de conquistar a España. (…) El movimiento comunista de Asturias fracasó por puro milagro. Pero dos años después tuvo su segundo y formidable intento.”
“… el liberal sigue creyendo que Rusia es el país del progreso y de la libertad, casi la Meca del liberalismo.”
“… por los días del Frente Popular, un profesor socialista, que pocos años antes era el ídolo de los estudiantes, daba ahora sus lecciones –y no siempre podía darlas– entre la hostilidad de su auditorio; y me confesó que el 90 por 100 de sus alumnos eran fascistas.”
“Aunque en el lado rojo no hubiera un solo soldado ni un solo fusil moscovitas, sería igual: la España roja es espiritualmente comunista rusa. En el lado nacional, aunque hubiera millones de italianos y alemanes, el espíritu de la gente es, con sus virtudes y sus defectos, infinitamente español, más español que nunca.”
“Si el lema de ‘Arriba España’, que hoy gritan con emoción muchos, muchos que no son ni serán fascistas, lo hubieran adoptado los del bando de enfrente, el tanto por ciento de sus probabilidades de triunfar hubiera sido, por este simple hecho, infinitamente mayor.”
“Éstos son los términos exactos del problema. Una lucha entre un régimen antidemocrático, comunista y oriental y otro régimen antidemocrático, anticomunista y europeo, cuya fórmula exacta sólo la realidad española, infinitamente pujante, modelará.”
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