Il existe peu de mythes, pour ne pas dire bourrage de crâne ou escroquerie intellectuelle, plus insupportable que celle d'un Al-Andalus modèle de coexistence pacifique entre les trois principales religions monothéistes, le christianisme, le judaïsme et l'islam.
Heureusement, les universitaires comme Jacques Heers osent braver les interdits de l'historiquement correct et mettent noir sur blanc ce que fut cette période noire de l'histoire : une dictature islamiste.
Dernier ouvrage en date, celui de l'universitaire Rosa María Rodríguez Magda, Inexistente Al-Ándalus. De cómo los intelectuales reinventan el Islam («l'Inexistant Al-Andalus, ou comment les intellectuels réinventent l'islam »). Dans son édition de ce matin, le quotidien la Razon publie une intéressante recension sous la plume de Laura Seone.
«No hubo convivencia en Al-Andalus»Rosa Maria Rodriguez Magda avait publié un précédent ouvrage aux éditions Altera consacré à l'Espagne convertie à l'islam. Voici un entretien qu'elle avait donné alors.
La catedrática de Filosofía y consejera del Consejo Valenciano de Cultura, Rosa María Rodríguez Magda analiza en el ensayo «Inexistente Al Ándalus. De cómo los intelectuales reinventan el Islam», algunos de los tópicos de esta cultura, sobre todo de la convivencia, que prevalecen sobre esta civilización cuando se habla de ella. Esta reflexión, plasmada en el citado libro, le ha valido el reconocimiento del Premio de Ensayo Jovellanos.
-Titula el libro «Inexistente Al Ándalus», ¿es que no existió? -Me llama mucho la atención la reaparición ahora de este concepto. Por supuesto que existió Al Ándalus, pero no como nos la quieren mostrar algunos expertos. Aparece completamente idealizada, como un momento histórico de convivencia feliz entre las civilizaciones cristiana, judía y musulmana, cuando la realidad no era así. Había muchísimos conflictos y los habitantes de la Península mostraron una fuerte resistencia a la ocupación. En esta época de «alianza de civilizaciones» incluso parece que es un modelo a seguir, lo cual es muy peligroso porque nunca existió una verdadera convivencia.
Reinterpretaciones
-¿Qué otras mentiras históricas rodean la ocupación musulmana? -Las reinterpretaciones que se está haciendo de la Reconquista española, que se percibe como una leyenda negra de la historia. En los libros de texto se está comenzando a suprimir este término porque se considera «políticamente incorrecto», ya que se quiere hacer ver que la ocupación musulmana fue, por parte de judíos y cristianos, una recepción jubilosa. En su lugar, se habla de «transformaciones de Al Ándalus».
-Los conflictos derivados del choque entre culturas en el mundo actual, ¿se deben una oposición religiosa? -Mi respeto por la religión es total; de hecho, es un ámbito del que no me he ocupado en este libro. Pero, en ocasiones, el Islam interfiere demasiado en temas sociales, una separación que para Occidente siempre ha supuesto un principio básico. Las civilizaciones no son todas iguales, pero si hay que entenderse, debe ser según la Declaración de Derechos Humanos. No se es menos tolerante por discutir estas interferencias, se es simplemente más racional.
-¿Cómo debería afrontar Europa la coexistencia de distintas civilizaciones? -Europa debería reflexionar sobre la idea que tiene de sí misma, lo que la ayudaría a adquirir identidad, fuerza y visibilidad. Personalmente apuesto, además, por un diálogo intercultural, pero sin idealizaciones históricas ni tampoco autoinculpaciones.
-El terrorismo islámico es un tema que preocupa a la sociedad. ¿Hay una interpretación correcta de este problema? -La mayor parte de los intelectuales occidentales más prestigiosos, como Habermas, Derrida y Baudrillard, incidían, tras el atentado de las Torres Gemelas, en que la violencia que habíamos generado desde Occidente se había vuelto contra nosotros. Ésta es la versión de los islamistas radicales, el emblema de la Yihad, y, en cierta manera, justifica los actos terroristas. El terrorismo es una barbarie que se ejerce de una manera muy destacada sobre los propios musulmanes, como ocurre ahora en Irak. Pero no debemos sentirnos culpables, porque eso nos sitúa en una posición inferior. Los musulmanes están muy orgullosos de su historia y de su religión y eso está bien. Pero nosotros, no, ya que existe la sensación falsa de que debemos solucionar el problema del Tercer Mundo porque tenemos una deuda con ellos.
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