Chavez et le trafic d'uranium

Le diplomate et homme politique colombien Pablo Victoria analyse les rapports entre les FARC et le président vénézuélien Chavez à la lumière de la découverte par la police et l'armée colombiennes de documents qui prouveraient la livraison par les terroristes de 50 kg d'uranium au gouvernement vénézuélien. Si cette livraison a bien eu lieu, que va faire Chavez de cet uranium ? Les réponses de Pablo Victoria.

Ha quedado suficientemente claro la conexión FARC-Chávez y la conexión FARC-Correa a partir de la incautación de los cuatro computadores hallados en el campamento donde fue abatido el narco-terrorista alias Raúl Reyes. La evidencia es contundente. Chávez le retribuyó a las FARC US$300 millones de dólares para que la guerrilla se armara hasta los dientes para combatir al Estado colombiano en pago del favor que años ha la guerrilla le hizo cuando, pobre y preso, lo socorrió con $100 millones de pesos para que continuara en la lucha por el poder político de su país.
Los computadores también revelaron que entre los dos, Estado-terrorista y narco-guerrilla terrorista, había un acuerdo de mutua asistencia en caso de que se diera una invasión angloamericana a territorio venezolano. Por otro lado, la Venezuela de Chávez se ha convertido en un punto de embarque de cocaína colombiana hacia el exterior, administrada por el cartel guerrillero; los documentos hallados revelan que recientemente Venezuela embarcó grandes cantidades de coca hacia Méjico. Pero, lo que es más grave, uno de los documentos encontrados en el campamento y extraído de uno de los computadores habla del envío por parte de las FARC de 50 kilogramos de uranio hacia Venezuela. ¿Uranio? ¿No es este el material con el que se elaboran armas de destrucción masiva? ¿Acaso no existe una conexión directa entre Irán y ese país a donde aterriza diariamente un avión fantasma del que se bajan cajas y cajas, posiblemente de misiles iraníes? (Ver Youtube). Todos sabemos que Irán está enriqueciendo uranio y que necesita de este mineral. La deducción es clara: Las FARC se lo suministran a Chávez y éste lo envía en el mismo avión fantasma a cambio de armas de fabricación iraní.
Por el lado ecuatoriano las cosas no andan mejor. A tiempo que escribo esta nota el Ecuador ha notificado a Colombia la ruptura de relaciones diplomáticas a raíz del descubrimiento de documentos en los mismos computadores que acusan acuerdos logrados entre el Estado ecuatoriano y las FARC. Aquél gobierno ha reclamado indignación por tan temerarias acusaciones y pretende rasgarse las vestiduras ante la comunidad internacional para disimular tan graves hallazgos. En realidad, lo que estamos presenciando, atónitos, es el cumplimiento del sueño bolivariano de Chávez y la alianza que hoy existe entre los dos Estados en contra de Colombia; también el hecho de que la guerrilla se ha convertido en una transnacional del crimen por cuenta de unos Estados belicosos que no pararán hasta encontrar la excusa perfecta para desatar una guerra contra Colombia y absorberla para sus planes expansionistas.
Colombia no se debe llamar a engaño. Hasta ahora su respuesta ha estado marcada por la mesura diplomática y el aplomo fronterizo. Pero es hora de que haya una reacción contundente frente a la amenaza que se cierne sobre nuestro país. Debe, por tanto, movilizar sus efectivos militares a los cordones fronterizos de los dos países agresores y prepararse para lo peor, que está todavía por llegar. Venezuela está aumentando sus reservas alimenticias y esto no quiere decir otra cosa que la guerra. Su coordinación se dará con la próxima visita que el presidente Correa planea hacer a ese país con el que mantiene estrechos lazos ideológicos.
Pero que ninguno de los dos se equivoque. Colombia tiene el ejército más entrenado de Hispanoamérica para enfrentar un conflicto armado y el presidente Uribe está dispuesto a continuar su política antiterrorista pésele a quien le pese. Porque, a diferencia de Venezuela y el Ecuador, el pueblo colombiano se levantará entero para defender su integridad territorial, mientras en los otros dos países habrá de reinar, necesariamente, la división interna. Y esto, porque aquellos pueblos hermanos entienden que sus dos gorilas los están llevando a la ruina colectiva, que se verá acelerada por una guerra en que ninguno de los dos podrá triunfar contra un pueblo pacífico que en su hora más crítica sabrá responder a la agresión internacional que se prepara en su contra.