Pio Moa, un regard sévère sur l'Espagne qui renie son passé.
L'écrivain Pio Moa qui publie d'intéressants et polémiques essais d'histoire contemporaine centrés sur l'Espagne des années 1930, la geurre civile et le régime franquiste, vient de publier un nouvel ouvrage promis lui aussi à un succès éditorial : « Franco pour les antifranquistes ».
Bénéficiant d'une généreuse mise en place dans les principales librairies d'Espagne, cet ouvrage à la couverture élégante saura trouver un public non seulement parmi les générations qui ont connu le « régime antérieur », amis surtout pour tous les Espagnols de moins de quarante ans qui ne savent de Franco que ce que les médias en disent.
Franco visitant une aciérie à Aviles en 1952.
Comme le remarque Pio Moa qui fut un des rares vrais opposants à Franco durant sa jeunesse (tout comme le patron des éditions Altera qui le publie), n'hésitant pas à prendre les armes pour abattre le régime, la droite qui descend en ligne directre des structures politiques franquistes a renoncé à défendre le bilan du franquisme et la gauche, après avoir joué le jeu durant la période de transition, cherche à nouveau à rouvrir les plaies de la guerre civile pour satisfaire son aile la plus radicale.
Quelques blogs ont publié d'intéressants entretiens avec Pio Moa. Signalons notamment :
Pío Moa es autor de libros como Mitos de la Guerra Civil o Falacias de la izquierda, silencios de la derecha. Franco para antifranquistas (editorial Altera), que sale ahora a la calle, aborda la figura del personaje en 36 preguntas y respuestas. Alfonso Basallo (La Nación) entrevista al que fue activista antifranquista en el GRAPO y evolucionó desde el marxismo-leninismo a posiciones liberales y conservadoras. Se ha dedicado al estudio y divulgación de la Historia reciente de España, con tesis políticamente incorrectas.
¿Qué tiene que ocurrir para que el juicio sobre Franco en la historiografía y en la opinión pública española sea más objetivo?
Que aparezcan más libros serios y divulgativos como Franco para antifranquistas . Hay mucha gente que piensa aproximadamente así, pero tiene pánico a expresarse. También hay una derecha antidemocrática que, como señala Ricardo de la Cierva, con su pueril exaltación de Franco daña más que otra cosa su figura.
No le perdonan que justifique vd. el golpe de 1936, y que alegue que no era contra la II República sino contra la deriva revolucionaria que había tomado
Pues tendrán que ir perdonando, porque los hechos son los hechos, y acaban de imponerse contra leyendas tan absurdas como la de que el gobierno del Frente Popular era legítimo y democrático. Hacen mucho ruido, pero son pocas nueces.
¿Qué clase de legitimidad tenía Franco?... admita que, prejuicios aparte, no es fácil justificar su régimen
Franco no venció a la democracia, sino a un proceso revolucionario; mantuvo a España al margen de la II Guerra Mundial, cosa que es difícil imaginar que hubiera podido hacer otro; derrotó al maquis, que fue un intento de reavivar la guerra civil; propició el mayor desarrollo económico y social que haya tenido España en siglos; creó una dictadura autoritaria, cosa inevitable dadas las circunstancias, pero no totalitaria; no tuvo verdadera oposición democrática, liberal o socialista, sino comunista y terrorista; dejó el terreno abonado para una democracia moderna, que ahora están corroyendo precisamente los antifranquistas. Todo eso debemos a Franco. No puedo imaginar una legitimidad mayor.
¿Es otro mito que Franco fuera mediocre -otro tipo de crítica cada vez más extendido entre la izquierda?
Debemos suponer que quienes hacen esa crítica son muy brillantes. Y sin embargo Franco los venció, militar y políticamente, una y otra vez durante cuarenta años. ¿Quiénes son los mediocres?
Sostiene vd. que la Transición no fue fruto de la oposición sino del Rey, Suárez, y Fernández Miranda, es decir que venía del corazón del Régimen. ¿Fue una perestroika a la española?
Por supuesto, vino del corazón de la dictadura. La oposición quería la ruptura, no la reforma, y enlazar con el Frente Popular, como ahora mismo. Y no tuvo nada que ver con la perestroika, que provenía de un régimen totalitario, no autoritario, sin clase empresarial ni tantas otras cosas. La perestroika pretendía mantener un comunismo más abierto, lo cual era buscar la cuadratura del círculo, y, claro está, fracasó. La reforma democrática franquista está en riesgo de fracasar, pero de momento ha resistido treinta años, aunque ahora sufra una involución antidemocrática, debido justamente al antifranquismo retrospectivo.
Al hablar de la oposición, vd. dice que sólo hubo verdadera por parte del PCE. ¿Qué le ha hecho a usted el PSOE?
El PSOE no me ha hecho nada personalmente y al franquismo tampoco le hizo nada políticamente. Quizá por eso, y por no conocer bien su historia, el rey Juan Carlos y tantos otros pensaron que era la alternativa ideal al PCE. Pero la Guerra Civil no la originó el PCE, sino el PSOE, y este es quien está echando abajo ahora el legado de la Transición.
¿Cómo cree que será recordado Franco en España dentro de 100 años?
Ni idea. Pero creo que dentro de muy pocos años el juicio sobre él cambiará radicalmente: los hechos son los hechos, y la democracia española no puede permitirse el falseamiento de sus propias raíces sin correr muy graves riesgos.
¿Por qué le tienen tanta inquina muchos progres, muchos opinadores y muchos historiadores? ¿Será porque no soportan que un activista antifranquista se niegue a hacer una lectura maniquea de Franco?
Yo luché contra Franco cuando la gran mayoría de ellos no lo hacía, ellos luchan ahora, cuando ya no hace falta. Pero por una parte a nadie le gusta que le echen por tierra unas creencias arraigadas, siempre hay una resistencia a abandonarlas aunque se demuestren falsas, eso creo que nos pasa a todos. Y por otra, mucha gente ha cimentado su fama, su carrera profesional, a veces hasta su fortuna, en versiones totalmente falseadas de la historia, y por tanto hay unos intereses creados que inspiran una oposición cerril, peticiones de censura, etc. Además, declarase antifranquista en estos años equivalía a una especie de licencia para mentir impunemente. Y ya es hora de que eso cambie.
¿Qué tiene que ocurrir para que el juicio sobre Franco en la historiografía y en la opinión pública española sea más objetivo?
Que aparezcan más libros serios y divulgativos como Franco para antifranquistas . Hay mucha gente que piensa aproximadamente así, pero tiene pánico a expresarse. También hay una derecha antidemocrática que, como señala Ricardo de la Cierva, con su pueril exaltación de Franco daña más que otra cosa su figura.
No le perdonan que justifique vd. el golpe de 1936, y que alegue que no era contra la II República sino contra la deriva revolucionaria que había tomado
Pues tendrán que ir perdonando, porque los hechos son los hechos, y acaban de imponerse contra leyendas tan absurdas como la de que el gobierno del Frente Popular era legítimo y democrático. Hacen mucho ruido, pero son pocas nueces.
¿Qué clase de legitimidad tenía Franco?... admita que, prejuicios aparte, no es fácil justificar su régimen
Franco no venció a la democracia, sino a un proceso revolucionario; mantuvo a España al margen de la II Guerra Mundial, cosa que es difícil imaginar que hubiera podido hacer otro; derrotó al maquis, que fue un intento de reavivar la guerra civil; propició el mayor desarrollo económico y social que haya tenido España en siglos; creó una dictadura autoritaria, cosa inevitable dadas las circunstancias, pero no totalitaria; no tuvo verdadera oposición democrática, liberal o socialista, sino comunista y terrorista; dejó el terreno abonado para una democracia moderna, que ahora están corroyendo precisamente los antifranquistas. Todo eso debemos a Franco. No puedo imaginar una legitimidad mayor.
¿Es otro mito que Franco fuera mediocre -otro tipo de crítica cada vez más extendido entre la izquierda?
Debemos suponer que quienes hacen esa crítica son muy brillantes. Y sin embargo Franco los venció, militar y políticamente, una y otra vez durante cuarenta años. ¿Quiénes son los mediocres?
Sostiene vd. que la Transición no fue fruto de la oposición sino del Rey, Suárez, y Fernández Miranda, es decir que venía del corazón del Régimen. ¿Fue una perestroika a la española?
Por supuesto, vino del corazón de la dictadura. La oposición quería la ruptura, no la reforma, y enlazar con el Frente Popular, como ahora mismo. Y no tuvo nada que ver con la perestroika, que provenía de un régimen totalitario, no autoritario, sin clase empresarial ni tantas otras cosas. La perestroika pretendía mantener un comunismo más abierto, lo cual era buscar la cuadratura del círculo, y, claro está, fracasó. La reforma democrática franquista está en riesgo de fracasar, pero de momento ha resistido treinta años, aunque ahora sufra una involución antidemocrática, debido justamente al antifranquismo retrospectivo.
Al hablar de la oposición, vd. dice que sólo hubo verdadera por parte del PCE. ¿Qué le ha hecho a usted el PSOE?
El PSOE no me ha hecho nada personalmente y al franquismo tampoco le hizo nada políticamente. Quizá por eso, y por no conocer bien su historia, el rey Juan Carlos y tantos otros pensaron que era la alternativa ideal al PCE. Pero la Guerra Civil no la originó el PCE, sino el PSOE, y este es quien está echando abajo ahora el legado de la Transición.
¿Cómo cree que será recordado Franco en España dentro de 100 años?
Ni idea. Pero creo que dentro de muy pocos años el juicio sobre él cambiará radicalmente: los hechos son los hechos, y la democracia española no puede permitirse el falseamiento de sus propias raíces sin correr muy graves riesgos.
¿Por qué le tienen tanta inquina muchos progres, muchos opinadores y muchos historiadores? ¿Será porque no soportan que un activista antifranquista se niegue a hacer una lectura maniquea de Franco?
Yo luché contra Franco cuando la gran mayoría de ellos no lo hacía, ellos luchan ahora, cuando ya no hace falta. Pero por una parte a nadie le gusta que le echen por tierra unas creencias arraigadas, siempre hay una resistencia a abandonarlas aunque se demuestren falsas, eso creo que nos pasa a todos. Y por otra, mucha gente ha cimentado su fama, su carrera profesional, a veces hasta su fortuna, en versiones totalmente falseadas de la historia, y por tanto hay unos intereses creados que inspiran una oposición cerril, peticiones de censura, etc. Además, declarase antifranquista en estos años equivalía a una especie de licencia para mentir impunemente. Y ya es hora de que eso cambie.
Franco da para mucho. Primero fue la revisión de los hechos previos a la Guerra Civil, después llegaron las distintas versiones sobre los años de la contienda y de la posguerra inmediata y ahora toca someter a un nuevo análisis sus 40 años de dictadura. Y todo porque, según algunos historiadores y por más que hayamos oído lo contrario, Franco no fue tan malo. De hecho, llevó a cabo acciones fundamentales para el bienestar y la cohesión de España. Por eso, dicen, se ha cometido una gran injusticia con el mandatario que llevó a España “a las cotas más altas de prosperidad en siglos, un hecho fuera de toda discusión que no se le reconoce. Lo que es un problema porque revela una verdadera enfermedad política”. Quien así opina es Pío Moa, que acaba de publicar Franco para antifranquistas (Ed. Áltera), un texto en el que se da algunas vuelta de tuerca a las creencias más frecuentes sobre el régimen anterior. Y es que, para Moa, tiene que empezar a reconocerse:
“a) Que Franco no derrotó a una democracia ni a un gobierno legítimo, sino un proceso revolucionario a partir del Frente Popular.
b) Que libró a España de la guerra mundial, que habría causado muchas más víctimas y destrozos que la guerra civil y, de haberse producido entre 1930 y 1941, habría podido invertir el curso de la contienda.
c) Que derrotó el maquis comunista, que significaba la reanudación de la guerra civil.
d) Que su dictadura fue autoritaria y no totalitaria.
e) Que dejó un país próspero y reconciliado, sin apenas rastro de los odios de la República.
f) Que gracias a todo ello fue posible un tránsito ordenado y básicamente tranquilo a la democracia, algo que hoy está en plena involución”.
Y todo esto le ha sido negado al régimen franquista por dos motivos, según Moa. El primero es que “casi toda la derecha renunció a la batalla de las ideas, colaborando en la denigración de Franco por hacerse la moderna”. El segundo tiene que ver con “los sentimientos de odio albergados por unos izquierdistas que, como no hicieron nada reseñable contra la dictadura en vida de Franco, exhibieron después su antifranquismo del tres al cuarto”.
Podría entenderse que las ideas que expresa Moa forman parte de una tendencia secundaria en el entorno académico, que estamos ante una clase de autores que no representan ni las convicciones de los expertos ni las creencias mayoritarias de una sociedad. Pero también es cierto que, de una parte, estamos ante escritores que venden un buen número de ejemplares de sus libros y que, en otro sentido, si se publican textos con esta temática es porque tienen un público que les acoge bien. De modo que quizá habría que valorar de nuevo la estima en que se tiene a estas posiciones, cada vez más aceptadas en nuestra sociedad.
Franco siempre está de moda
Para el periodista Pedro Fernández Barbadillo, director de comunicación de Áltera, confluyen en la posible aceptación del texto varios asuntos importantes. Uno de ellos es que Franco siempre está de moda. “Además de que es el español más conocido del siglo XX, se trata de un personaje permanente. Han pasado más de 30 años desde su muerte y sigue estando presente en la vida política española, y más con la memoria histórica. Pocos dictadores siguen apareciendo en los editoriales de los diarios y en los mítines electorales tres décadas después de fallecer”. Además, cree Barbadillo que también ayuda el hecho de que “se trate de ocultar el pasado. No se puede hablar del franquismo sólo desde consignas: la historia siempre termina vengándose”.
Pero, en segundo lugar, Franco tiene el atractivo de lo prohibido. “Hay temas a los que se considera tabú, de los que te dicen que no puedes hablar. Y eso ocurre con el franquismo. Lo que al final, acaba aumentando el interés de la sociedad. Cuando prohíben algo, cuando una determinada acción se convierte en pecado, se convierte en una fuente de atracción inmediata”.
Quizá por eso, afirma Barbadillo, cada vez hay más jóvenes que quieren informarse sobre la España del siglo XX. “Los chicos oyen hablar en sus casas de lo que nos ocurrió, la memoria histórica sale a relucir en los grandes medios de comunicación y los políticos lo mencionan en sus discursos, por lo que no es extraño que la gente joven, que no conoció aquello, quiere saber cómo fue y qué pasó. Porque la gente no se traga lo que se le dice y busca conocer otras versiones”.
Sin embargo, con esta clase de textos, quizá no se busque tanto revisar históricamente el franquismo cuanto revitalizar viejas posiciones ideológicas. Quizá parte de la derecha esté comenzando a liberarse de sus complejos y quiera reivindicar no tanto al líder cuanto la validez actual de sus ideas. Lo que, además, podría tener creciente aceptación en una época de inestabilidad como la actual.
Al contraponer una época de paz social y relativo bienestar económico para el ciudadano medio, como hace Pío Moa, con estos nuevos tiempos de dificultades laborales e incertidumbre vital, no sería extraño que prendiera cierta mecha en ese hombre de la calle cuya calidad de vida “era mayor con Franco en muchos aspectos. Por ejemplo, había mucha más seguridad, mucha menos policía, muchos menos presos, mucha menos pornografía en cualquier sentido que se dé a la palabra, etc. Es cierto que faltaba algo esencial como son las libertades políticas. Sin embargo las libertades deben servir para que se defienda la verdad y se combata la demagogia”.
Pero, por más que pueda funcionar como referente para determinados sectores, Fernández Barbadillo niega que hoy sea posible un regreso a posiciones similares. Cree que, más bien, su uso es nostálgico: “También ves a muchos chicos de izquierdas con camisetas del Ché y eso no significa que vayan a hacer lo mismo que él. El asunto es más sencillo. El tiempo pule todo, da brillo y respetabilidad a épocas pasadas y hace que relativicemos sus puntos oscuros. A lo largo de la historia ha sido frecuente ver cómo se miran con nostalgia épocas pasadas”.
Pero eso es todo: no es posible la vuelta atrás, dice Barbadillo. Y en buena medida, porque la derecha española ha cambiado y es ya mucho más liberal que conservadora. Puede defender ciertos preceptos ligados a la unidad de España, a creencias religiosas o a posiciones morales no tan diferentes de los que acogió en el pasado, pero políticamente es liberal, lo que implica democracia de mercado y fronteras abiertas. Y eso cambia radicalmente las cosas, porque ya no es posible, dicen, esa mezcla de dictadura y proteccionismo.
El problema del proteccionismo
Claro que ¿fue Franco tan proteccionista? Probablemente, dice Juan Velarde, economista, consejero del Tribunal de Cuentas y editor, junto con José María Serrano, de La España del siglo XXI. La economía (Ed. Sistema), el dictador no fue más que hijo de su tiempo. “Se había llegado a la conclusión de que si España tomaba parte en un conflicto europeo lo pasaríamos muy mal para sobrevivir. Por eso teníamos que intentar valernos por nosotros mismos; habíamos de producir un poco de todo, y por eso la autarquía. Pero proteccionista lo era todo el mundo en aquella época, desde los líderes internacionales hasta dirigentes españoles como Azaña o Largo Caballero”.
Además, señala Velarde, Franco tampoco se negó a abrir las fronteras económicas. Sus reticencias quedaron vencidas “cuando John Foster Dulles, secretario de Estado estadounidense, le aseguró que su país no dejaría abandonado a un aliado ante las consecuencias económicas negativas que pudiera tener esa apertura”. Pero, en todo caso, el franquismo “fue consciente de que el cierre generaba decadencia para siempre mientras que la apertura traería prosperidad. De modo que si bien es cierto que Franco venía de ese nacionalismo económico ligado a lo militar, luego fue girando hacia otras posturas económicas”.Por eso, tampoco cree Velarde que la suma de militarismo y nacionalismo pueda regresar hoy con éxito y mucho menos aún si le añade proteccionismo: “La mayor de las barbaridades es intentar solventar los problemas actuales con posturas proteccionistas. Los mercados son globales y ya no hay man
“a) Que Franco no derrotó a una democracia ni a un gobierno legítimo, sino un proceso revolucionario a partir del Frente Popular.
b) Que libró a España de la guerra mundial, que habría causado muchas más víctimas y destrozos que la guerra civil y, de haberse producido entre 1930 y 1941, habría podido invertir el curso de la contienda.
c) Que derrotó el maquis comunista, que significaba la reanudación de la guerra civil.
d) Que su dictadura fue autoritaria y no totalitaria.
e) Que dejó un país próspero y reconciliado, sin apenas rastro de los odios de la República.
f) Que gracias a todo ello fue posible un tránsito ordenado y básicamente tranquilo a la democracia, algo que hoy está en plena involución”.
Y todo esto le ha sido negado al régimen franquista por dos motivos, según Moa. El primero es que “casi toda la derecha renunció a la batalla de las ideas, colaborando en la denigración de Franco por hacerse la moderna”. El segundo tiene que ver con “los sentimientos de odio albergados por unos izquierdistas que, como no hicieron nada reseñable contra la dictadura en vida de Franco, exhibieron después su antifranquismo del tres al cuarto”.
Podría entenderse que las ideas que expresa Moa forman parte de una tendencia secundaria en el entorno académico, que estamos ante una clase de autores que no representan ni las convicciones de los expertos ni las creencias mayoritarias de una sociedad. Pero también es cierto que, de una parte, estamos ante escritores que venden un buen número de ejemplares de sus libros y que, en otro sentido, si se publican textos con esta temática es porque tienen un público que les acoge bien. De modo que quizá habría que valorar de nuevo la estima en que se tiene a estas posiciones, cada vez más aceptadas en nuestra sociedad.
Franco siempre está de moda
Para el periodista Pedro Fernández Barbadillo, director de comunicación de Áltera, confluyen en la posible aceptación del texto varios asuntos importantes. Uno de ellos es que Franco siempre está de moda. “Además de que es el español más conocido del siglo XX, se trata de un personaje permanente. Han pasado más de 30 años desde su muerte y sigue estando presente en la vida política española, y más con la memoria histórica. Pocos dictadores siguen apareciendo en los editoriales de los diarios y en los mítines electorales tres décadas después de fallecer”. Además, cree Barbadillo que también ayuda el hecho de que “se trate de ocultar el pasado. No se puede hablar del franquismo sólo desde consignas: la historia siempre termina vengándose”.
Pero, en segundo lugar, Franco tiene el atractivo de lo prohibido. “Hay temas a los que se considera tabú, de los que te dicen que no puedes hablar. Y eso ocurre con el franquismo. Lo que al final, acaba aumentando el interés de la sociedad. Cuando prohíben algo, cuando una determinada acción se convierte en pecado, se convierte en una fuente de atracción inmediata”.
Quizá por eso, afirma Barbadillo, cada vez hay más jóvenes que quieren informarse sobre la España del siglo XX. “Los chicos oyen hablar en sus casas de lo que nos ocurrió, la memoria histórica sale a relucir en los grandes medios de comunicación y los políticos lo mencionan en sus discursos, por lo que no es extraño que la gente joven, que no conoció aquello, quiere saber cómo fue y qué pasó. Porque la gente no se traga lo que se le dice y busca conocer otras versiones”.
Sin embargo, con esta clase de textos, quizá no se busque tanto revisar históricamente el franquismo cuanto revitalizar viejas posiciones ideológicas. Quizá parte de la derecha esté comenzando a liberarse de sus complejos y quiera reivindicar no tanto al líder cuanto la validez actual de sus ideas. Lo que, además, podría tener creciente aceptación en una época de inestabilidad como la actual.
Al contraponer una época de paz social y relativo bienestar económico para el ciudadano medio, como hace Pío Moa, con estos nuevos tiempos de dificultades laborales e incertidumbre vital, no sería extraño que prendiera cierta mecha en ese hombre de la calle cuya calidad de vida “era mayor con Franco en muchos aspectos. Por ejemplo, había mucha más seguridad, mucha menos policía, muchos menos presos, mucha menos pornografía en cualquier sentido que se dé a la palabra, etc. Es cierto que faltaba algo esencial como son las libertades políticas. Sin embargo las libertades deben servir para que se defienda la verdad y se combata la demagogia”.
Pero, por más que pueda funcionar como referente para determinados sectores, Fernández Barbadillo niega que hoy sea posible un regreso a posiciones similares. Cree que, más bien, su uso es nostálgico: “También ves a muchos chicos de izquierdas con camisetas del Ché y eso no significa que vayan a hacer lo mismo que él. El asunto es más sencillo. El tiempo pule todo, da brillo y respetabilidad a épocas pasadas y hace que relativicemos sus puntos oscuros. A lo largo de la historia ha sido frecuente ver cómo se miran con nostalgia épocas pasadas”.
Pero eso es todo: no es posible la vuelta atrás, dice Barbadillo. Y en buena medida, porque la derecha española ha cambiado y es ya mucho más liberal que conservadora. Puede defender ciertos preceptos ligados a la unidad de España, a creencias religiosas o a posiciones morales no tan diferentes de los que acogió en el pasado, pero políticamente es liberal, lo que implica democracia de mercado y fronteras abiertas. Y eso cambia radicalmente las cosas, porque ya no es posible, dicen, esa mezcla de dictadura y proteccionismo.
El problema del proteccionismo
Claro que ¿fue Franco tan proteccionista? Probablemente, dice Juan Velarde, economista, consejero del Tribunal de Cuentas y editor, junto con José María Serrano, de La España del siglo XXI. La economía (Ed. Sistema), el dictador no fue más que hijo de su tiempo. “Se había llegado a la conclusión de que si España tomaba parte en un conflicto europeo lo pasaríamos muy mal para sobrevivir. Por eso teníamos que intentar valernos por nosotros mismos; habíamos de producir un poco de todo, y por eso la autarquía. Pero proteccionista lo era todo el mundo en aquella época, desde los líderes internacionales hasta dirigentes españoles como Azaña o Largo Caballero”.
Además, señala Velarde, Franco tampoco se negó a abrir las fronteras económicas. Sus reticencias quedaron vencidas “cuando John Foster Dulles, secretario de Estado estadounidense, le aseguró que su país no dejaría abandonado a un aliado ante las consecuencias económicas negativas que pudiera tener esa apertura”. Pero, en todo caso, el franquismo “fue consciente de que el cierre generaba decadencia para siempre mientras que la apertura traería prosperidad. De modo que si bien es cierto que Franco venía de ese nacionalismo económico ligado a lo militar, luego fue girando hacia otras posturas económicas”.Por eso, tampoco cree Velarde que la suma de militarismo y nacionalismo pueda regresar hoy con éxito y mucho menos aún si le añade proteccionismo: “La mayor de las barbaridades es intentar solventar los problemas actuales con posturas proteccionistas. Los mercados son globales y ya no hay man
era de evitar eso”.
Y esa es la paradoja hoy. Porque la derecha europea, y también la española, tiene ya poco que ver con sus expresiones de hace medio siglo: habrá conservadores, aunque son (casi) todos liberales. Pero puede seguir en sintonía con Franco en tanto, dicen, éste fue quien puso las bases para que el régimen democrático actual pudiera existir; para esta tendencia, fue el precursor, si no el planificador, de los nuevos tiempos. Así lo afirma Moa cuando habla de la transición, en parte prevista y querida por Franco.
“En su testamento no habla de preservar su régimen, sino la unidad de España y la paz. Parece consciente de que iba a haber muchos cambios. No obstante algunos de ellos le habrían desagradado, por ejemplo los artículos de la Constitución que permiten vaciar al estado de competencias y abren camino al separatismo, aunque al mismo tiempo la Constitución defienda la unidad intangible de España. Estas contradicciones no le habrían hecho mucha gracia ni, posiblemente, la legalización del PCE, al que daba una importancia entonces ya excesiva. De hecho, el franquismo favoreció la reorganización de los nacionalismos presuntamente moderados y del PSOE, que tiene un historial mucho más negativo que el PCE”.
Y esa es la paradoja hoy. Porque la derecha europea, y también la española, tiene ya poco que ver con sus expresiones de hace medio siglo: habrá conservadores, aunque son (casi) todos liberales. Pero puede seguir en sintonía con Franco en tanto, dicen, éste fue quien puso las bases para que el régimen democrático actual pudiera existir; para esta tendencia, fue el precursor, si no el planificador, de los nuevos tiempos. Así lo afirma Moa cuando habla de la transición, en parte prevista y querida por Franco.
“En su testamento no habla de preservar su régimen, sino la unidad de España y la paz. Parece consciente de que iba a haber muchos cambios. No obstante algunos de ellos le habrían desagradado, por ejemplo los artículos de la Constitución que permiten vaciar al estado de competencias y abren camino al separatismo, aunque al mismo tiempo la Constitución defienda la unidad intangible de España. Estas contradicciones no le habrían hecho mucha gracia ni, posiblemente, la legalización del PCE, al que daba una importancia entonces ya excesiva. De hecho, el franquismo favoreció la reorganización de los nacionalismos presuntamente moderados y del PSOE, que tiene un historial mucho más negativo que el PCE”.
1 commentaire:
Bonjour,
Je me suis abonnée à votre blog à cause de ma passion pour la Préhistoire et les quelques articles que vous aviez consacrés à Néanderthal, ma passion. Mais je peux vous dire être allée en Espagne en 1969, et n'avoir pas aimé du tout franchir les Pyrénées. Comment expliquer ça ? J'étais gamine alors, et ignorais assez la situation politique de ce pays... Et pourtant, franchi la frontière, l'air n'était pas le même qu'en France... Il était plus lourd, et il y flottait une étrange odeur, celle de la peur, je le sais maintenant. Ca peut paraître fou, mais c'est vraiment ce que j'ai ressenti lors de cette unique visite faite à ce pays durant mon enfance, qui n'tait pourtant qu'à 25 km à vol d'oiseau de chez moi. On sentait la crainte, la terreur. Les Esoagnols font enfin ce que les Américains avaient fait avec le Vietnam et la Corée, et ce que devrait faire la France avec les histoires de collabos, et qu'on commence à faire avec la Guerre d'Algérie et ces pauvres troupes coloniales sacrifiées pour un drapeau auquel on les avait obligées à se soumettre... C'est vrai qu'un passé peu glorieux, on aimerait l'oublier ou n'en point parler, mais avec la crise, on assiste au grand retour de ces vieux spectres du fascisme, du nazisme, de l'extrême-droite en général, et il est plus que temps d'en parler, de les dénoncer pour ne pas retomber dans leurs excès !
Amicalement, Tiniky :-)
P.S. Vous devriez mettre des libellés concernant les différentes périodes historiques traitées dans votre blog, cela aiderait mieux vos lecteurs à se repérer. Des libellés à la Mallet-Isaac, du genre, Préhistoire, Antiquité, Haut Moyen-Age, Moyen-Age, Moyen-Age Tardif, Renaissance, Temps Modernes, Révolution et Empire, Révolution Industrielle, Epoque Contemporaine. A part cela, votre blog est vraiment très intéressant. ;-)
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