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lundi 3 mai 2010

Carrillo démasqué


Le criminel contre humanité Santiago Carrillo, qui coule des jours paisibles en Espagne grâce à la loi d'amnistie que ses amis de la gauche espagnole contestent, a fait l'objet d'un remarquable essai biographique sous la plume du journaliste et essayiste José Javier Esparza.

L'auteur vient d'accorder un excellent entretien à Manuel R. Ortega pour le Semanal Digital.

"Zapatero está explotando a un nonagenario como Carrillo"


Con "El libro negro de Carrillo" ha deconstruido al ex dirigente del PCE, expulsado por éste mismo partido y sobre el que recaen responsabilidades de sangre, incluso de sus camaradas.


Hay que tener mucha personalidad para enfrentarse a uno de los tótems de la nueva izquierda zapateril y, además, portar un parche como el suyo. José Javier Esparza, director de La Estrella Polar, ha puesto negro sobre blanco una síntesis demoledora sobre Santiago Carrillo. Un personaje que, en realidad, es el reflejo de una época y de una ideología plagada de muertos. Y es que Esparza, un Blas de Lezo de la cultura, deja las cosas muy claras.

- ¿Cómo y por qué ahora un libro sobre Santiago Carrillo?

- En realidad la idea nació después de aquella célebre, la de los buenos y los malos, en la que la gente fue a homenajear a una persona que había trabajado por la Transición y se encontró con que se glosaba a un Carrillo que él mismo había dejado atrás, el de la Guerra Civil y el exilio. A partir de ese momento la figura de Carrillo en la vida pública cambió radicalmente. Hasta entonces todos lo habíamos reconocido como el hombre que renunció a ciertas cosas -por supuesto, por propio interés, aunque no dejaba de ser una renuncia- y aceptó la bandera bicolor, la Monarquía, la Constitución... Pero el Carrillo que reapareció fue justo el que todos los españoles habían dejado atrás. Lo cual hacía preciso volver a recordar lo que mucha gente había olvidado: cuál es la trayectoria política real de Santiago Carrillo.

- ¿Y a qué cree que responde ese cambio?

Lo que creo es que un Gobierno particularmente irresponsable, que no tiene más modelo económico, político o social que el nihilismo, para mantener su poder necesita dividir a la sociedad y alinear a la parte que le respalda en torno a elementos afectivos, irracionales, como es un pasado recreado virtualmente y, dentro de ese pasado, el de Carrillo, que es un mito vivo. Diciéndolo en plata, y con dolor: creo que Zapatero está explotando sentimentalmente a un nonagenario para cimentar su propio proyecto, que es meramente de mantenerse en el poder.

- Acaba de hablar del pasado de la izquierda y de Carrillo. Usted cuenta en su libro los aspectos más oscuros de la historia del PCE, que es gran parte la propia historia de Carrillo: ¿Por qué siempre se pasa de puntillas sobre estos asuntos? ¿No es curioso que IU, y el propio PCE, hablen de víctimas y memoria y ellos mismos ni siquiera hayan pedido perdón a las que ocasionaron, incluidas las de su propia gente?

- Exactamente. Hay que recordar una cosa que parece haberse olvidado: el PCE expulsó a Carrillo en 1985. Carrillo representa una cosa tremenda, y no por él como persona, sino por la etapa que le tocó vivir: el máximo representante del totalitarismo comunista español. Como lo representa, en Europa, muchos millones de personas que vivieron aquello en primera persona. Pero la izquierda española tiene un verdadero problema: carece de horizonte, necesita reactivarse con una memoria sentimental que tiene mucho de falsa. ¿Qué le pasa a la gente que está ahora en torno a IU-PCE? Pues que son un personaje en busca de autor. Harían muy bien en releer a sus propios clásicos. En El libro negro de Carrillo la mayor parte de la documentación está obtenida de fuentes comunistas: Fernando Claudín, Jorge Semprún, Gregorio Morán, Enrique Líster... Son ellos quienes han hecho la autocrítica de la izquierda española, y muy bien hecha. Autocrítica que la izquierda actual parece haber olvidado. Tantos años de totalitarismo no pasan impúnes y en la izquierda española han dejado su huella.

- En su libro dice que Carrillo confiesa en sus Memorias su "fe en Stalin". Recientemente, en declaraciones a un medio de comunicación, ha afirmado que el gran error del comunismo fue el estalinismo porque era un "capitalismo de Estado". ¿Por qué, y sabiendo que fue uno de los periodos más brutales de la URSS, los dirigentes comunistas siempre le achacan la culpa de todo a Stalin como si tras su muerte no hubiera continuado la represión?

- Eso forma parte de la propia liturgia comunista que tras su muerte responsabilizó a Stalin de sus errores. El comunismo siguió siendo lo que era. Es verdad que con menos muertes, aunque con sanatorios psiquiátricos y Gulag. Y es que esa ideología es un fe irracional. Pretendiéndose científica, en realidad es una superchería, una religión de sustitución. Dentro de la misma, y puesto que el dios no puede ser malo, tiene que serlo el oficiante, en este caso Stalin. Es una filfa ideológica porque el comunismo ha sido lo que ha sido. Pero siempre habrá gente dispuesta a comulgar con ruedas de molino, y esto es lo que lo hace singularmente patológico: que aún teniendo ante la vista sus efectos sanguinarios se sigue negando cuál es el origen de los mismos.

- Hablando de represión y de Carrillo, es inevitable sacar la cuestión: Paracuellos. ¿Cuál es el estado de esa cuestión?

- Se sabe prácticamente todo. Lo único que falta por conocer de la masacre es quién dio la orden material. Se sabe que fue instigada por Moscú y la Komintern a través de algunos de sus agentes en España. Se sabe que los ejecutores no fueron sólo los comunistas, sino que incluso antes, el gobierno del Frente Popular, a través del ministro Galarza, que era socialista, ya había hecho planes al respecto. Por lo demás, pocas vueltas hay que darle. Fue el mayor exterminio por razones políticas de la Guerra Civil española. Curiosamente, Carrillo sigue diciendo que él no tuvo responsabilidad alguna. Nadie se lo puede creer, sobre todo desde el momento en que existen en los archivos soviéticos telegramas como el de Dimitrov o las actas de la Junta de Defensa de Madrid, en las que se elogia a Carrillo por haber ejecutado esa acción. Creo, después de estudiar el asunto varias veces, que la tesis que más se acerca es la de Antonio Elorza: una orden de la Internacional Comunista. Respondió a una táctica claramente leninista y a dos miembros del PCE, Carrillo y Cazorla, les correspondió haberla ejecutado.

- Cuando a Carrillo se le saca el asunto de Paracuellos, la izquierda responde desacreditando la masacre y asegurando que las acusaciones son "fascistas"... Pero nunca se habla de la represión interna del PCE...

- Es algo que he tratado de subrayar porque es lo definitivo. Uno puede entender que en una guerra civil se aniquile al enemigo. Es una barbaridad pero responde a la condición humana. ¡Pero que uno liquide sistemáticamente al amigo ya es otra historia! El PCE, con Carrillo siempre detrás, ejecuta sus grandes purgas internas a partir de 1944 y sigue con ellas hasta bien entrados los años 50. Y siempre con Carrillo como responsable del Partido. Esto da la medida de que el problema no era él sino el comunismo. De hecho, a mí Carrillo me interesa en la medida en que representa una época, una ideología, el tiempo del estalinismo.

- Ha hablado de grandes purgas internas a partir de 1944. ¿Cuáles fueron?

- Puede decirse que fueron tres oleadas represivas terribles, con muchos muertos. La primera tuvo lugar en 1944 sobre los monzonistas, el aparato clandestino del PCE que había montado Monzón en la España de Franco. Luego vino otra sobre los disconformes con la línea del Partido, como sucedió con Joan Comorera, líder del PSUC, que tuvo que huír de Francia y refugiarse en España porque prefería ser capturado por la Policía franquista. Ésta, por cierto, lo detiene tras ser delatado por sus propios compañeros del PCE y lo mete en la cárcel, donde morirá. Más tarde vino la purga sobre los jefes del maquis cuando el PCE quiere desmantelar la guerrilla. Algunos se negaron y Carrillo aprobó el envío de sicarios que los asesinaron in situ. En fin, unas historias tremendas y que sólo cabe concebir dentro de la lógica del estalinismo.
- ¿Ha pedido Carrillo alguna disculpa por estos asuntos?

- Con la boca chiquita. Él tiene un planteamiento teórico según el cual es una persona de carne y hueso como los demás. Cometido el error, pide perdón y elude cualquier tipo de arrepentimiento porque ese es un concepto cristiano que no cabe dentro de su visión de las cosas, y seguramente tenga razón. Carrillo no se siente culpable. Es un militante de un movimiento que edificó sobre la muerte la base de su poder, y se entiende que no quiera pedir perdón porque él hizo lo que juzgaba correcto. Eso es precisamente lo pavoroso: que esa ideología lleva a aceptar que la muerte del prójimo, amigo o enemigo, forma parte del proyecto.

- Oiga, pues hasta "intelectuales", entre comillas, como Terelu Campos y Jorge Javier Vázquez han salido en defensa de Carrillo, es de suponer que por darle a usted una colleja por sus críticas a "Sálvame". Visto lo visto, ¿qué les diría a estos dos personajes?

- A estos dos personajes no les diría nada porque no tengo gran cosas que decirles. Pero sí le diría algo a la izquierda española: jamás van a ser capaces de conseguir ofrecer un horizonte sensato mientras no tenga el valor de repasar su historia real. Y sobre todo mientras no sea capaz de ver que la España de ahora y la de Carrillo no tienen nada que ver. Pretender mirar a la España de hoy con lo ojos de los años 30 es como ver la Nueva York de hoy con los ojos de 1550. Esa reflexión, ojo, ya la hicieron sus mayores. Ahora estamos viviendo un proceso de involución que tal vez tenga que ver con que se concede cualidad de portavoz a gente como estos dos personajes que acabamos de citar.
- Y lo curioso es que según los canones de esa ideología, una "pequeño burguesa" como Terelu y alguien con la orientación de Vázquez estarían en el Gulag...

- Lo estarían, efectivamente. Además Terelu no es una "pequeño burguesa", ¡es una burguesa con posibles! Pero daigual, ya digo. El fondo de la izquierda ya no es social, sino esencialmente emotivo y mítico. Quieren levantar una bandera que lave la mala conciencia, y dentro de ella los ricos, ¡sobre todos los ricos!, también se reconocen para justificar su propia posición...

- Otra cosa curiosa. En la rueda de prensa en que Carrillo presentó su último libro, fue preguntado sobre el suyo, señor Esparza, a lo que respondió asegurando que eran todo mentiras. Lo llamativo es que todavía no había podido leerle porque no había sido distribuido. ¿No cree que parece haber un muro de verdad oficial y propagandística contra el que las versiones que se sale de la misma van a estrellarse?

- Eso existe, claro, pero veo que ese muro acaba perforándose, como ha sucedido, por ejemplo, con Katyn. Al final la verdad se impone siempre. En este caso concreto, la reacción de Carrillo me hizo mucha gracia porque era imposible que hubiera podido leer el libro, ya que aún no había aparecido. Aplicó una respuesta estándar que tiene ante este tipo de situaciones sea cual sea el libro que toque. A mí me interesa subrayar que éste no es un libro contra Carrillo. No tengo nada contra él. Me he acercado a él como podía haberlo hecho al cardenal Cisneros o a Toro Sentado: como un personaje histórico, un hombre de su época.

- Ahora que estos temas han vuelto a estar de moda, ¿por qué se habla de memoria histórica y no de historia?
- Porque con ello se prima la dimensión emotiva sobre la objetiva del hecho histórico. Ahí es donde está el truco. En realidad no se quiere hacer Historia, es otra cosa: la única bandera en que una izquierda sin proyecto puede reconocerse y que sirve como elemento movilizador. Y tampoco olvidemos que en España la izquierda ganó la guerra cultural a finales de los años 60 ante la pasividad del régimen de Franco. Desde entonces ha marcado lo que podía o no decirse, incluida la versión oficial sobre la Guerra Civil. Sin embargo, esa tutela va rompiéndose poco a poco. Hace quince años hubiera sido inconcebible la aparición de libros críticos sobre esta materia, como sucede hoy en día.

jeudi 15 avril 2010

L'extrême-gauche espagnole n'a peur de rien


La une du quotidien d'extrême-gauche gouvernemental espagnol Publico de ce matin est surréaliste et insulte gravement la mémoire des victimes de la terreur rouge en Espagne.

A gauche, une photo de quelques manifestants protestant contre le renvoi du juge Garzon devant un tribunal pour prévarication et corruption sous le titre « Il y eut un génocide en Espagne ».

A droite, la photo d'un Santiago Carrillo, le tueur communiste de Paracuellos del Jarama, souriant et détendu, photographié à l'occasion de la parution de son nouveau livre Los viejos camaradas.

De quoi vomir…

En attendant, El Pais défend le juge. Ici.

El Mundo résume les faits qui lui sont reprochés. Ici.

lundi 17 novembre 2008

Carrillo bientôt inculpé ?

Carrillo en tournée de promotion.

Le journaliste César Vidal a publié une vigoureuse chronique dans les colonnes du quotidien La Razon où il réaffirme la culpabilité de Carrillo dans les tueries de Paracuellos del Jarama en 1936. Le texte rappelle aussi le fanatisme de l'alors jeune communiste qui n'hésita pas à dire qu'il aurait bien volontiers tué son propre père (le socialiste Wenceslao Carrillo), coupable d'hostilité à l'égard des intérêts soviétiques.
César Vidal ne regrette pas la loi d'amnistie de 1977 qui a permis que des hommes aux mains rouges de sang comme Santiago Carrillo puissent revenir en Espagne. Il est bon de tourner la page. Mais, souligne-t-il, si le juge Garzon poursuit sa bizare entreprise de vouloir poursuivre les crimes impunis imputables aux franquistes, tous morts depuis, il est inévitable qu'un jour la justice se tourne un jour ou l'autre vers le seul criminel contre l'humanité encore en vie en Europe : Santiago Carrillo.


Sin duda, uno de los documentos más terribles que he leído a lo largo de mi vida es una carta que Wenceslao Carrillo escribió a su hijo Santiago en 1939. Wenceslao era un socialista histórico que, como tantos otros, a finales del conflicto se había percatado de que la victoria del Frente popular sería el triunfo de Stalin y deseaba acabar con el derramamiento de sangre cuanto antes. Fue por ello por lo que se sumó al golpe de estado del coronel Casado que derribó a Negrín, el socialista que había enviado el oro español a la URSS y había pactado con los agentes de Stalin convertir a España en una dictadura títere de Moscú. La reacción de Santiago Carrillo ante el comportamiento de su padre fue verdaderamente desalmada hasta el punto de afirmar que si hubiera estado en su mano habría dado muerte al que le había dado el ser. La respuesta de Wenceslao fue una misiva conmovedora en la que se resistía a aceptar la catadura moral de su hijo e insistía en que era bueno, pero Stalin lo había enredado. Quizá. Pero otros -que no tenemos lazos de sangre con Carrillo- no estamos sujetos a obligación alguna de observar con esa ciega benevolencia determinados comportamientos. Porque las pruebas de su papel directo en las matanzas de Madrid son innegables. Permítaseme citar dos. La primera corresponde a Gueorgui Dimitrov, factotum de la Internacional Comunista, que el 30 de julio de 1937, informaba de la manera en que proseguía el proyecto de toma del poder del PCE en el Gobierno del Frente Popula indicando: «Cuando los fascistas se estaban acercando a Madrid, Carrillo, que era entonces gobernador, dio la orden de fusilar a los funcionarios fascistas detenidos». La segunda es de otro compañero de Carrillo, otro agente de Stalin llamado Stoyán Mínev Stepanov, delegado en España de la Komitern de 1937 a 1939 que redactaba en abril de 1939 un informe sobre las causas de la derrota en España y, al hablar de la resistencia que había plantado algunos socialistas al avance del PCE decía: «Provocan la persecución contra muchos comunistas incluido Carrillo por la represión arbitraria de los fascistas en otoño de 1936». No otra cosa indicaría Galíndez al hablar de cómo millares de fusilamientos se debieron no a incontrolados sino a la consejería de orden público -la de Carrillo- o el propio Carlos Semprum Maura que me contó cómo, décadas después, Carrillo contaba en corrillos que él había sido el responsable de las matanzas de Paracuellos, justificándolas como un avatar de la guerra. Gracias a la ley de amnistía de 1977, pero, sobre todo, al deseo de reconciliación de todos los españoles, Carrillo no se sentó ante un tribunal para responder de crímenes contra la Humanidad. Sin embargo, si Garzón continua con su esperpento, es posible que un día en primera plana encontremos la noticia de cómo Carrillo -el que fue nombrado doctor honoris causa por Gabilondo y cenó con ZP- es convocado ante un tribunal internacional para responder por los cinco mil fusilados de Paracuellos. De ser así -y bien sabe Dios que no lo deseo- sospecho que del proceso no podrá librarlo ni el comparecer en los programas más escandalosos de la telebasura, porque si hay algo de lo que no me cabe duda es de que Carrillo es culpable.

mercredi 29 octobre 2008

Criminel en liberté


Santiago Carrillo. Amnistié en 1977 et jamais repenti.

Dernier criminel contre l'humanité encore en vie en Europe (pour des faits antérieurs à la chute du communisme), Santiago Carrillo a été interrogé par El Confidencial sur les dernières initiatives du juge Garzon qui cherche à connaître le sort des « disparus de la Guerre civile ». Rappelons qu'il est très paradoxal de constater que le juge ne s'intéresse pas aux criminels (amnistiés) encore en vie comme Carrillo dont le rôle dans les tueries de cinq mille prisonniers politiques de Madrid (dont de nombreux enfants) à Paracuellos est incontestable (un résumé ici). En 1998, Garzon avait refusé d'enquêter sur ces massacres.


A sus 93 años, Santiago Carrillo aún mantiene una mente capaz de recordar con minucioso detalle los hechos que han marcado su vida y que son también los acontecimientos que han impreso la historia de España durante el último siglo, desde la Revolución de Asturias de 1934, por la que fue encarcelado durante dos años, hasta la aprobación de la Constitución. El histórico líder del PCE acaba de publicar un libro que indaga en las causas de la tan española crispación, cuyos orígenes remonta a la Guerra Civil y a una derecha ligada sustancialmente con la jerarquía católica. Sobre la última iniciativa del juez Garzón, cree, sin embargo, que no se trata “del mejor camino” para reparar la memoria de los fusilados.

¿Cree que tendrá éxito Garzón en su causa abierta contra los crímenes del Franquismo?
No espero gran cosa. Es un error llevar el tema de la memoria histórica a una resolución de jueces: puede ser una especie de carabina de Ambrosio, es decir, que el tiro salga por la culata. Tal como está la magistratura en el país, no se puede hacer uno muchas ilusiones de que vaya a dar una respuesta satisfactoria a este planteamiento. Garzón ha planteado un problema que está en la realidad española y que lo ha planteado él porqué quizá quienes tenían que haberlo planteado antes no lo han hecho. Creo que ése no es el camino mejor, pero comprendo que Garzón haya tomado esa iniciativa.

¿Está usted, en este sentido, decepcionado con la actitud del Gobierno socialista, que no ha llegado hasta el fondo en este asunto?
Pues sí, yo creo que el Gobierno podría haber hecho mucho más. Reconociendo que tiene muchas presiones y es débil desde el punto de vista parlamentario, creo que podrían haber hecho algo más. Lo mejor hubiera sido que el Congreso y el Senado hubieran votado juntos una resolución condenando el Franquismo y diciendo que una sublevación contra un estado democrático no tiene ninguna justificación. A lo que habría que añadir que el Estado debería abrir las tumbas de los fusilados y darles sepultura, así como reivindicar sus nombres.

El PP argumenta que la memoria histórica solo consigue reabrir heridas ya cerradas ¿Pero cree usted que efectivamente lo están? ¿La sociedad española está ya madura para un debate como éste?

Estas heridas no están cerradas por una razón muy simple, porque ahora los familiares de los asesinados han perdido el miedo que les ha tenido callados muchos años, incluso ya con Democracia. Y ahí están pidiendo algo elemental en un país que rinde culto a los muertos, que tiene incluso una fecha al año en la que las familias visitan los cementerios. ¿Cómo se puede negar a dar sepultura cristiana o civil a esas gentes que murieron? Ahora vamos a ver si la sociedad está o no madura para esto. Algunos exageran pidiendo que se publique el nombre de los asesinos. Eso no conduce a nada, porque sus hijos y nietos no tienen ninguna culpa sobre lo que han hecho sus antepasados. Y ellos son quienes van a pagar moralmente las consecuencias de dar publicidad a los nombres, no los que cometieron los crímenes, que ya están enterrados y ya ni sienten ni padecen.

¿Está harto de que le sigan recordando aún la matanza de Paracuellos del Jarama?

Hombre sí, un poco harto ya estoy... Se ha matado a mucha gente por lo de Paracuellos. Hay quienes dicen que habría que sustanciar las responsabilidades de ambos bandos, que en ambos bandos se cometieron barbaridades. Y es verdad, aunque cuantitativamente en el campo franquista son mucho mayores y lo que es más grave, la mayoría se produjeron cuando ya habían ganado la guerra. Los que dicen eso se olvidan de que en tiempos de Franco, las responsabilidades por las atrocidades de los republicanos fueron juzgadas y han sido fusilados centenares de republicanos. ¿Es que a los republicanos hay que juzgarlos y condenarlos dos veces?

mercredi 26 septembre 2007

Une loi sectaire en panne

Le gouvernement socialiste espagnol est bien embarrassé.Pour complaire à ses associés les plus radicaux, il a déposé devant le parlement une loi dite de « la Mémoire historique » destinée, en théorie, à réhabiliter les personnes injustement condamnées par le franquisme ou victimes des persécutions politiques durant la guerre civile et non reconnues à ce jour.

Toutefois, ce projet n’a eu pour résultat que de diviser profondément la société espagnole en rouvrant des plaies refermées depuis la transition politique (voir article précédent) dont un des points clefs avait été l’oubli réciproque des crimes commis. Ainsi, le chef communiste Santiago Carrillo a pu rentrer en Espagne en dépit d’être un des responsables d’une des plus horribles tueries de ce siècle : Paracuellos de Jarama.

Aujourd’hui, ce projet de loi est bloqué devant le parlement car il ne dispose pas de la majorité nécessaire pour le faire adopter. En effet, les communistes insistent pour que soient annulés tous les procès du franquisme et les nationalismes catalans exigent que soit condamnée la persécution des catholiques par le régime du Front populaire.

Or ces exigences sont contradictoires. Si le gouvernement donne satisfaction aux communistes, il doit refuser de condamner la persécution des catholiques. S’il satisfait les Catalans, il ne peut annuler les jugements du franquisme dont une partie notable concerne des condamnations d’individus coupables de crimes parfaitement documentés contre des hommes et des femmes dont le seul délit était la pratique religieuse.

Lire l'article complet que lui consacre El Manifiesto.

Lire aussi :



Matanzas. En el Madrid Republicano Félix Schlayer
Altera
, 254 p., 19,50 e, ISBN 978-84-89779-85-3.




El terror rojo en España
José Javier Esparza
Altera, 375 p., 25 e, ISBN 978-84-96840-04-1.